«Hemos demostrado que sí podemos. Como compañeros cargamos peso y todos actuamos por igual», así destaca la Técnico en Urgencias Médicas (TUM),
Aidés Alveo, su rol diario desde hace ocho años que ingresó a las filas del
Sistema Único de Manejo de Emergencias Prehospitalarias (SUME).
Considera que su labor es muy importante y más cuando recuerda que casi el 60% de las mujeres representan a los TUM’s.
Alveo reiteró que pese al empoderamiento femenino en esta y otras profesiones, se siguen marcando las diferencias y las siguen viendo como «el sexo débil». Sin embargo, ella sostiene que han demostrado capacidad y valentía.
Y es que ella es de las que cree que hay oportunidades para todos, puesto que se capacitan con frecuencia y ya esta carrera tiene niveles de formación de licenciaturas y maestrías.
Le resulta muy satisfactorio que para hacer su trabajo se requiere de elementos claves como la empatía, dedicación y afecto. Tanto es así que en su experiencia, dice que hay ocasiones en que le ha tocado ser hasta «psicóloga», todo con tal de ofrecer una atención prehospitalaria oportuna en medio de un clima de mucha tensión.
Mencionó que una fémina en labor de parto ha sido, por poner un ejemplo, una de las experiencias que le ha marcado en su vida, ya que ha podido atender a otras mujeres dentro de sus casas. En ese momento, le toca tranquilizarlas, además de ejercer un liderazgo para mantener la escena en calma, aunque a veces se enfrentan a ambientes hostiles.
Aidés actualmente es supervisora en el Centro de Despacho de Emergencias del SUME y recalca que desde allí también se hace un trabajo duro. «Hay quienes piden ayuda y se quejan, reclaman y hasta nos insultan», pero esta está preparada para orientar al paciente y a sus familiares.
Es por eso que se siente orgullosa de su función. «Me siento realizada como mujer, como profesional. Sé lo que es estar en una ambulancia en una zona roja, atender cualquier tipo de paciente, incluso a veces me ha tocado cargar a masculinos que me triplican en tamaño», relató. Ella es de baja estatura, pero no se ha dado por vencida.
La entrevistada compartió que inicialmente le gustaba la medicina, pero en su juventud hizo un voluntariado en la Cruz Roja Panameña y eso le abrió los ojos y el interés por las urgencias médicas.
Narró que aún cursando sus estudios universitarios, cubrió un caso donde un joven falleció ahogado. Aunque se le aplicaron todos los protocolos recomendados, el resultado fue infructuoso.
Esa experiencia, más que desanimarla, la inspiró a capacitarse más y dar lo mejor de sí, siempre con conocimientos actualizados.
Concluyó que: «Todas las mujeres somos valiosas. Todas las que hemos llegado al SUME somos capaces, todas nos hemos capacitado. Nos merecemos ese respeto y reconocimiento, felicitarlas a todas».